"Cuando empecé a publicar, se me decía despectivamente que yo hacía novela realista, novela tradicional, pasada de moda. Ahora es la que hace todo el mundo, empezando por quien me lo reprochaba", le comentaba Montserrat Roiga Isabel Clara-Simó en la biografía que esta última escribió sobre ella, Si em necessites, xiula. La crítica no quiso entender la obra de Roig (Barcelona, 1946-1991), a quien trató con paternalismo, reprochándole el éxito obtenido con "relatos ejemplares" e "historias de mujercitas" con las que retrataba el "mundo catalanet tradicional".
Por todo ello, la relectura de la escritora se vuelve hoy doblemente esencial: no sólo se trata de reivindicar a una autora ante los lectores que todavía no la han leído, sino también de reconocer su compromiso feminista, su compromiso con la lengua catalana, la indagación social y política de su presente y de las consecuencias de la historia y, sobre todo, el carácter transgresor de su literatura, concebida como herramienta de transformación, de crítica y de cuestionamiento del sistema y sus lógicas, sin renunciar nunca a una mirada subjetiva. "Y esto es escribir para mí, explicar la vida, no a mi lado, caminando conmigo, sino dentro de mí, perdida en mí, entre los hombres, todos", explicó.
CRÓNICA DE UNA CIUDAD
Estos elementos definen Ramona, adiós (1971), mucho más que una primera novela. Además de encontramos algunos personajes de los relatos de Mucha ropa y poco jabón, Ramona, adiós inicia una especie de trilogía, que completan El tiempo de las cerezas y La hora violeta, que tiene como escenario Barcelona. A través de las voces de tres mujeres unidas por un lazo familiar y por el hecho de compartir un mismo nombre -Ramona/Mundeta-, la novela nos traslada desde finales del siglo XIX hasta los años 60 con las revueltas estudiantiles -Roig participó en La capuchinada de 1966- pasando por los años de la República y la Guerra Civil.
Las tres mujeres pertenecen a tres generaciones distintas: son diferentes, pero les une el deseo, la frustración y, en el caso de la nieta, la lucha por poseer una identidad propia y escapar de las distintas tutelas a las que está sometida. La abuela es una mujer marcada por la insatisfacción. Tiene algo de Emma Bovary con sus ensoñaciones románticas; gran lectora, su vida le resulta tan tediosa como su propio marido.
"Pasado mañana me caso y me da risa escribir estas palabras. No noto la ivresse de las novelas", anota en su diario, donde también escribe: "Cuando me abraza y espero no sé cuantas cosas más, le tiemblan las manos y se le paran (...) Y yo me veo igual que la Casta Susana del grabado que hay en la alcoba". Sueña con las vidas de las «heroínas de los libros" y anhela "emociones extrañas, insólitas".
DIFERENCIAS ENTRE GENERACIONES
Su hija, cuya voz sólo escuchamos directamente al inicio y al final de la novela, cuando relata cómo, durante los bombardeos, va en busca del cuerpo de su marido, se nos presenta como una mujer débil y algo superficial; una joven que solamente piensa en comer chocolate con melindros, mientras la ciudad celebra la proclamación de la República. Su hija sospecha que ella siente "un miedo inexplicable hacia su marido"·, hombre cuya rigidez tiene su reflejo también en la educación de la joven Mundeta, que, de hecho, crece dentro de las "estrictas normas deurbanidad".
La joven se debate entre seguir los principios tradicionales inculcados en casa y ser como su compañera Telele, que "consigue lo que se propone a base de artimañas y marrullerías", y liberarse de esa opresión patriarcal y de los dogmas morales para ser como Anna, la estudiante que vive sola, que no relaciona el sexo con el amor, que hace la vida que quiere.
Las tres mujeres están atrapadas en una misma estructura de control y, las tres, aspiran a salir de ese espacio cerrado en el que están, pero mientras que para las dos primeras esa salida se convierte en un imposible, para la joven se vuelve en algo más que una posibilidad, en un imperativo. Para ello, tiene que despedirse de la Ramona que es, conocer y comprender a su madre y a su abuela, para luego trazar su propio camino.
Lejos de esa "literatura gris, de oficina, carente de nervio e imaginación", Roig nos ofrece una llena de color y de contrastes. Construye una novela dialéctica, en la que las tres mujeres se oponen y se sintetizan. Tres mujeres que son una, enfrentadas a una misma estructura patriarcal que, con formas y discursos distintos, dificulta el camino de la mujer para convertirse en un sujeto individual y autónomo.
Una pionera reivindicada
"Roig es una escritora monumental, una de las mejores plumas peninsulares del siglo XX y autora de una obra poderosa y delicada, melancólica y humorística, emocionante y lúcida", opina Rosa Montero sobre una autora pionera que empieza a ser ahora rescatada del olvido. "Tres vidas, sí, 'y en ellas todas las vidas', podría ser el lema para releer y reivindicar Ramona, adiós, apunta en el prólogo Luna Miguel.
Foto: Pilar Aymerich