Dijous, 21 de novembre de 2024



Castellano  


El lenguaje de la manipulación, con Josep Ma. Català, Pepa Roma, Juan Soto Ivars.
acec3/7/2023



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Los días 21 y 22 de junio se han desarrollado en Barcelona unas jornadas sobre varios de los temas más acuciantes y graves que enfrenta el periodismo y la narrativa, bajo el enunciado El lenguaje de la manipulación, organizadas por la ACEC y con patrocinio de CEDRO. En el marco bello y armónico de la librería Lord Byron han expuesto sus puntos de vista varios personajes relevantes vinculados directamente al mundo del periodismo, la investigación y la escritura.


Moderadas las jornadas por la escritora y pintora Eugenia Tusquets y la investigadora y también escritora Marga Iriarte, las jornadas se abrieron con los temas de La realidad como pretexto y La mentira como recompensa.
 

Roma & Catalá

Por una parte, el Catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, licenciado en Historia Moderna y Contemporánea, Josep Maria Catalá, quien fue Decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UAB (2012-2016), representó una posición más teórica. Y la periodista, fotógrafa y novelista, Pepa Roma, atacó directamente la falta actual de contexto en el periodismo.


Para Catalá la imagen «ha tenido mala fama ya desde los tiempos de Platón, injustamente», refiriéndose en general al oficio y a la actuación de los periodistas en la guerra de Ucrania. Pepa Roma acusó directamente que en la guerra de Ucrania «veo que los reporteros están a disposición de los jefes militares». «No hay contexto», apostilló. Y puso como ejemplo contrario el buen hacer realizado por The Economist. «En mi época había una libertad total para indagar. El problema es que hoy los periodistas se han convertido en sujetos de un negocio».


A lo que el profesor Catalá le recordó la poco edificante actuación de la prensa británica durante el periodo de Boris Johnson respecto al Brexit, «que no hizo nada». Y cuestiona en España cómo se organizan los telediarios actualmente: «hablo con mis colegas frecuentemente, y nos preguntamos donde está lo que les hemos enseñado en la Facultad».


Tanto Roma como Catalá están de acuerdo: en los casos de Trump y Berlusconi, ambos empresarios que controlaban (o controla, caso de Trump) los medios, le dan al público lo que les conviene. «Quienes manejan toda la estructura es tremendo el poder que tienen.


Pepa Roma incidió en la creencia de que el periodista hoy está manipulado por las circunstancias. «No hay dinero para investigar». «La gente con experiencia ha sido liquidada. Las redacciones están llenas de gente barata sin formación». «No hay expertos» afirmó rotunda.


Catalá se mostró de acuerdo: «No hay, salvo que sea interesado, periodismo de investigación». Y añade, que el periodismo de proximidad, caso de las redes sociales, «está pervertido».


Tanto Catalá como Roma se preguntaron qué se puede hacer para rehabilitar el periodismo que, en el caso de la televisión pública «ya no cumple con las premisas» (deontológicas). Pepa Roma aludió a cómo se ha tratado la tragedia del naufragio en Grecia de hace pocos días, por las televisiones nacionales; mientras que los medios británicos, BBC incluida, consultaban a especialistas para determinar la gravedad de lo ocurrido y sus causas, «sin mostrar ni una imagen sentimental o morbosa».


J.M. Catalá apuntó que este es un debate ideológico: «En Estados Unidos se debate si los medios pueden ser objetivos. No, no se puede ser objetivo». «La solución está en la educación». Si Catalá apelaba a una actitud escéptica de las noticias por parte del ciudadano, para poder sacar sus propias conclusiones, Pepa Roma reclamó con firmeza la deontología del periodismo.


Soto Ivars contra el puritanismo

La segunda jornada tuvo como invitado al escritor Juan Soto Ivars, que habló de los dos temas que cerraron los debates de estas jornadas organizadas por la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña: Puritanismo no es progresismo y Las nuevas armas de destrucción creativa.


Soto Ivars aportó una inteligente y aparentemente desenfadada actitud a la hora de sumergirse en los temas propuestos. Quiso aclarar desde el principio que él no es periodista. «Yo quería ser novelista, lo que pasa es que empezaron a pagarme bien mis colaboraciones en los periódicos”. Reconoce que, por otra parte, está más cercano a la figura del investigador: «Soy obsesivo y desordenado. Me da por seguir temas que me interesan mucho, pero como no he hecho ninguna tesis tampoco soy investigador».


Empezó el fuego con el tema de la Inteligencia artificial (IA): «la tecnología siempre toma sus primeras decisiones». Y consideró que existe una paradoja con la tecnología: Internet que se suponía que iba a ahorrar mucho tiempo de leer el correo, «resultó al revés». Y «en las redes sociales se pelean las personas». Se mostró convencido de que los que crean la tecnología de la IA no se hacen muchas preguntas filosóficas. «No sabemos qué va a pasar. Lo cierto es que va a suceder».


Sobre la cuestión de la llamada Cultura de la cancelación apuntó el caso de Estados Unidos, especialmente incidente en las universidades, opinó que “se puede derribar a un profesor o a gente poco importante, no lo que aquí sería un Pérez-Reverte o un Pablo Motos. Esto puede acabar con la carrera de cualquiera. ¡Es muy peligroso!”.


Soto Ivars consideró que antes de las redes sociales la gente hablaba más; pero ahora, con este cauce de mayor expresión, sucede que hay miedo a hablar y también a lo que dicen otros. «Están pasando cosas muy contradictorias».


Respecto al Puritanismo, lanzó su propia definición «el ansia por la pureza», convencido de que responde al orden, al afán de que cada cosa esté en su sitio. «Esto sucede en los medios, estamos en una época en la que avanza el puritanismo». “Actualmente, vivimos momentos muy fastidiosos. Porque no hay una amenaza, pero se crea, al no dejar al otro reconocerse».


Soto Ivars, que acaba de publicar Nadie se va a reír, comenta que en la trama se utiliza a la prensa para crear una mentira, crear un absurdo. «Y ellos utilizan los medios para amplificar ese absurdo». La novela podría ser, a su entender, «también Kafka, porque el protagonista está haciendo un acto de ironía». «De este libro solo ha habido, aparte de muchas entrevistas, un par de críticas. Nadie quería decir (su opinión) de su propia voz y firmar la reseña”.


A su entender “el mundo capitalista también crea nihilismo”, y puso de ejemplo a China. Y sobre el periodismo afirmó: «la tele ha perdido mucho, hay una degradación muy grande». Y ya que el 80% de la gente recibe las noticias por whatsApp, Soto Ivars se preguntó «¿para quién se haría el buen periodismo? ¡Si la gente quiere morbo!» Pero, defendió que hay algunos medios poco conocidos donde, todavía, se hace un buen periodismo.






   
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