El jurado ha destacado a la autora “por la magia de su narrativa que la ha llevado a ser considerada como una de las mejores cuentistas españolas”
Cristina Fernández Cubas (Arenys de Mar, Barcelona, 78 años) ha sido galardonada este jueves con el Premio Nacional de las Letras Españolas de 2023. El jurado ha destacado a la autora “por la magia de su narrativa, que la ha llevado a ser considerada como una de las mejores cuentistas españolas. Por el dominio fascinante del empleo de la concisión para narrar historias, que se nutren de la literatura fantástica, y que hace llegar al lector de manera intensa hasta cambiar la forma de entender las cosas”.
Se premia así, además, al género del cuento, muchas veces considerado menor o solo frecuentado por una hermandad secreta de lectores acérrimos. Aunque la barcelonesa, según cuenta por teléfono poco después de recibir la noticia, también quiere recordar sus otras creaciones: novelas, una obra de teatro o un libro de memorias (Cosas que ya no existen, en Tusquets). Curiosamente, se encontraba corrigiendo un relato cuando el ministro de Cultura, Miquel Iceta, la telefoneó para darle la noticia. “Sabía que existía el premio, claro, pero ni se me había pasado por la cabeza que podían dármelo”, explica por teléfono, después de pedir tiempo para abrir una Coca-Cola. Hacía falta un poco de cafeína: después de conocerse la noticia, la han estado llamando sin parar, y ha habido que abrirse hueco entre el continuo tono de comunicando para llegar hasta la escritora.
Fernández Cubas, adepta a Edgar Allan Poe, a Carson McCullers, a Julio Cortázar o a Henry James, es decir, a la mejor tradición del relato universal, que muchas veces transcurre por los caminos más inquietantes, conoce bien los laureles de los premios. Ya había sido galardonada, entre muchos otros, con el Premio Nacional de Narrativa en 2016 por su obra La habitación de Nona (Tusquets), que también había ganado el Premio Nacional de la Crítica en 2015. Un celebrado compendio de seis relatos que exploraban el misterio y el escalofrío en la vida cotidiana de las ciudades, en la infancia o en la madurez. En esta ocasión, el jurado también ha destacado que “Fernández Cubas es una autora ineludible que nos invita a pensar en los límites entre la realidad y la ficción, una creadora exquisita que siempre quiso contar”.
La autora respeta profundamente el género del relato, su concisión; un artefacto que al escritor se le puede ir de las manos en cualquier momento, y que es un amante “infiel”: “No lo puedes dejar mucho rato, como una novela, porque se te escapa”, dice. Es experta en observar pequeñas irregularidades en una realidad que no es tan apacible como parece y que en cualquier momento puede presentar giros extraños. ¿Por qué lo inquietante, lo fantástico o lo terrorífico es tan consustancial al género del cuento? “Yo creo que es el formato perfecto para burlarse de las leyes del espacio-tiempo”, explica la autora.
En anteriores entrevistas con EL PAÍS había ahondado en este asunto. “Yo creo en lo que veo... y en lo que no veo. La realidad a mi parecer tiene muchos aspectos que no nos explicamos. Está llena de agujeros negros, por los que caes o te metes, como yo, para investigar. Y también están los sueños”, dijo a este periódico en 2016. “En un cuento importa lo que se dice y lo que se oculta”, según confesó en 2015. En la vida real le da miedo perder a los seres queridos, o perder la cabeza, pero es ferviente partidaria de un “miedo gustoso”: ese miedo de la ficción “que nos atrapa porque queremos saber más. Es que hay miedos y miedos”. Por cierto, hablando de miedo, acaba de ser Halloween. “Bah, eso me da igual”.
El galardón, concedido por el Ministerio de Cultura y Deporte, está dotado con 50.000 euros, y distingue, desde 1984, el conjunto de la labor literaria, en cualquiera de las lenguas del Estado, de un autor o autora cuya obra esté considerada como parte integrante de la literatura española actual. Otros señalados han sido Luis Landero (el año pasado), Rosa Chacel, Bernardo Atxaga, Carmen Martín Gaite, Rosa Montero, Félix Grande, Francisca Aguirre, José Hierro o Manuel Vázquez Montalbán. Buena parte de los hitos la historia de la literatura reciente.
Más allá de la palabra “fin”
¿Cómo ve su carrera literaria desde esta atalaya del tiempo? “Creo que, sin ánimo de echarme flores, ha sido bastante coherente”, explica, “he ido cambiando, complicándome cada vez más la vida a la hora de escribir. Pero con la intención clara de que esta complicación no se notase en la lectura. Que el lector entrase lo más suavemente posible en lo que estaba contando”. Para la autora, el lector de relato destaca por su atención y su inteligencia, porque el relato es conciso e intenso, como la poesía, y, como la poesía, necesita de los lectores más cómplices, inspirados y cuidadosos. No es para vagos. “Es un lector que sigue pensando en el cuento después de leerlo. Porque el cuento es un falso género breve: dura mucho más allá de la palabra ‘fin”, dice la escritora.
Fernández Cubas empezó a escribir de pequeña, después estudió Derecho, donde participó en grupos de teatro, y Periodismo, profesión que ejercería posteriormente, aunque no demasiado tiempo: lo que le llamaba era explorar esas historias que considera como habitaciones misteriosas en una casa. “No estaba hecha para las fechas de entrega: conmigo un periódico iría muy lento”, explica. De joven conoció a su marido, Carlos Trias (hermano del filósofo Eugenio Trias), con el que recorrería insistentemente el mundo (pasaron dos años en América Latina, trabajando y moviéndose por el subcontinente) y compartiría la vida hasta el fallecimiento de este, en 2007.
El duelo la mantuvo ocho años en silencio literario (excepto por alguna incursión bajo pseudónimo), hasta que publicó el celebrado La habitación de Nona. Sus primeros libros de relatos se habían recopilado en Todos los cuentos (Tusquets) en 2008, volumen que adquirió notoriedad y recibió el Premio Ciutat de Barcelona de Literatura, el Salambó de Narrativa y el Cálamo al libro del año. Reunía más de 25 años de escritura que se habían manifestado en cinco libros precedentes (y un cuento inédito). Cuando ganó el Nacional de Narrativa, en 2016, el periodista Juan Cruz escribió en este periódico que Fernández Cubas merecía ser premiada no por un libro, sino por toda su carrera. Ese momento ha llegado. También ha llegado la hora de descansar. “Me voy a la cama, con paracetamoles”, dice la autora, “que me ha cogido todo esto en pijama y un poco pachucha. Me voy a la cama, pero feliz”.