Carme Riera (Palma de Mallorca, 1958), asumió el pasado año la presidencia del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO), entidad que gestiona los derechos de autor de escritores, traductores y editores, muy castigada económicamente desde la supresión del denominado canon digital (compensación equitativa por copia privada), cuya anulación por parte del gobierno del PP acaba de condenar el Tribunal Europeo. En un momento de falta de gobierno y expectativas cambiantes en la propiedad intelectual, explica los retos de la entidad.
¿En qué estado se ha encontrado usted a CEDRO?
En un momento dado, tuvimos bastantes posibilidades, puesto que se recaudaba una serie de derechos que ahora no se recaudan por varias razones. Una sería la piratería, otra la cantidad correspondiente a la compensación por copia privada y también habría que hablar de que nuestros hábitos como consumidores culturales están mal. Nos hemos acostumbrado a que la cultura sea gratuita. Todo ello provoca un empobrecimiento y que CEDRO no pueda recaudar como corresponde los derechos de autor para su reparto entre los asociados.
¿Cuáles son sus retos?
En primer lugar, llegar a los 30.000 socios. Pero el principal es concienciar a los profesores y a los estudiantes que los derechos de autor tienen que ser tenidos en cuenta. Como sucede en los países nórdicos, que son para mí el referente. Una sociedad es más culta y desarrollada cuando tiene en cuenta esos derechos. Ahora se habla de que la cultura tiene que ser gratuita y a mí me parece muy bien, pero alguien tiene que pagarla. Igual que sucede con la atención médica, que la pagamos entre todos.
En ese sentido, una de sus luchas es con las universidades.
Yo enseño en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la página virtual de la misma es donde se pueden verter los textos que van a trabajar mis estudiantes. Pero los autores (o editores, si se tratan de textos de Quevedo o Cervantes de ediciones comentadas, por ejemplo) de los mismos han de ser remunerados. Nosotros pensamos que las universidades tienen que pagar un pequeño porcentaje por estudiante, que apenas llega al euro por año, que luego se reparte. De ahí el convenio firmado con la Conferencia de Rectores de Universidades Españoles (CRUE), que agrupa a las 74 universidades públicas y privadas del país.
¿Qué es lo que más le enerva?
Que se den casos de páginas web que ofrecen el acceso a libros escaneados cobrando al usuario por ello es un ejemplo de este despiporre. Se tendrían que aplicar, instantáneamente, las leyes que ya tenemos y que a esta gente le cayesen unas multas terribles. El Gobierno que salga, si es que algún día tenemos, tiene que ser absolutamente intransigente en este sentido y ordenar el cierre inmediato de estas páginas, como sucede en otros países.
¿Por qué cree que la piratería tiene más impacto en España?
Por ser latinos y un poco vivalavirgen, el ejemplo que tenemos es el de la picaresca. Por eso somos también tan laxos con la corrupción. El que no roba es que es tonto. Y el que no se baja la película gratis es idiota. Es una lucha que yo misma tengo con la gente joven de mi entorno.
¿Cómo valora la actitud de los políticos españoles respecto a la propiedad intelectual?
Ése es otro de nuestros grandes dramas. En muchas ocasiones, los políticos que gobiernan (y los que no gobiernan, todavía más) por el asunto de los dichosos votos, porque les va a quitar clientela, porque va a enfadar a tal multinacional, son poco eficaces en la gestión de los derechos de los demás ciudadanos. Yo no me lo quiero creer todavía, pero quizá gobiernen las multinacionales de los paraísos fiscales. Pues dejemos de votar y retirémonos como Don Quijote y Sancho, que querían hacerse pastores.
¿Diría que al poder le interesa que el pueblo sea inculto?
La delicia de los políticos deshonestos sería tener unos votantes absolutamente imbéciles y perfectamente manipulables, que no lean y sean lo más incultos posible. Es un poco lo que sucede en EEUU. ¿Por qué puede triunfar Trump, si es un país que tiene las universidades más críticas y que ayuda a los jóvenes cuando estos destacan? Porque hay también una masa abandonada y desafecta a la que no le interesa nada, porque no hay ejemplos de gente que haya escapado de ella. Así que uno empieza a sospechar de todo.
Después de la reducción de recursos, ¿teme por la supervivencia de CEDRO?
Pues es posible que sí. Por temer, nos pueden descabezar a todos. Pero si finalmente conseguimos que la educación sea un pacto de estado y que sea viable, espero que en esta formación entre la defensa de la propiedad intelectual y que la entidad perviva.
Entrevista de Darío Prieto
Publicada en el diario
El Mundo