La Fundació J. V. Foix presentó en la ACEC el
libro Res no és moridor, tot és etern
(nada es mortal, todo es eterno), último de una serie de diez volúmenes
dedicados al poeta, en edición bilingüe y acompañados de un CD con la voz del
poeta recitando los textos del libro, que la misma Fundació ha venido
publicando desde el año 2000, siempre en el mes de diciembre, coincidiendo con
las fechas navideñas.
En el acto, presentado por Margarida Trias, de
la Fundació J. V. Foix, intervinieron Jordi Cornudella, editor responsable de
la edición de los diez volúmenes, así como los poetas Enrique Badosa y José
Corredor-Matheos, traductores de los poemas del libro, excepto dos poemas
traducidos por José Agustín Goytisolo.
Enrique Badosa y José Corredor-Matheos leyeron
sus correspondientes traducciones al castellano, mientras Jordi Cornudella leía
los poemas originales en catalán. Entre lectura y lectura, Badosa y
Corredor-Matheos hablaron sobre la función de la traducción y las dificultades
de traducir a Foix, dado lo extraordinario de su lenguaje poético, en el que se
mezclan arcaísmos, “palabras medievalizantes”, dijo Badosa, con el lenguaje
literario culto y el uso de “voces populares”.
Mencionaron la necesidad de traducir poesía
atendiendo más el ritmo que a la rima, y que, en poesía, hay que recurrir
también a la inspiración del traductor, además del trabajo de investigación
sobre la lengua que se traduce. Con su habitual ironía, ambos poetas lamentaron
que no exista una “musa” más, para inspirar al traductor: “la musa de la
traducción, que no existe porque los clásicos griegos no la necesitaban”,
añadió Badosa. Jordi Cornudella comentó que la obra de Foix, su lenguaje
poético, arraiga en la tradición trovadoresca, provenzal, y que en su poesía
predomina la estética simbolista.
Al debatir con el público, salió a discusión
la influencia del surrealismo o de “lo surreal en la obra de Foix, sobre todo
en sus poemas en prosa”, comentó Albert Tugues, “influencia polémica que unos
críticos afirman y otros niegan”. Jordi Cornudella, por su parte, defendió que
la poesía de Foix es más simbolista que surrealista, y explicó que el rigor
verbal y poético de su obra no tiene relación alguna con el método automático
de escritura de los surrealistas.
Enrique Badosa y José Corredor-Matheos,
finalmente, resumieron el debate argumentando que, aun siendo ajena la obra
poética de Foix a los postulados teóricos de André Breton y los surrealistas,
sí que el ámbito de libertad y subversión estética, vanguardista, creada por el
surrealismo debió influir en Foix, aunque no de manera ortodoxa.