Ricardo Fernández –poeta y buen conocedor del uso de la palabra y la imagen en Internet y sus redes sociales– y Carme Esteve –fotógrafa, autora de numerosos reportajes sociales y de viajes para libros y revistas– nos acompañaron en este nuevo Encuentro 080, coordinado por Albert Tugues.
Ricardo Fernández inició su intervención haciendo un poco de historia de la relación entre literatura e imagen, con sus encuentros y desencuentros, que se puede apreciar ya en la época clásica, como señaló citando la frase de Simónides (V aC): “La pintura es poesía muda y la poesía pintura hablante”, continuando por el ut pictura poesis de Horacio, así como las dudas platónicas, la mímesis aristotélica, las posteriores visiones a través del epigrama, la écfrasis y la poesía emblemática, también la imitación y la subordinación de la palabra a la imagen durante la Ilustración, la visión Romántica, y las diferencias de criterio entre formalistas y postmodernos. Hasta llegar al presente, que nos ha llevado a una situación actual de mayor libertad y dominio tecnológico para el artista, señaló Ricardo Fernández.
Explicó esta relación en varios de sus poemarios. Por ejemplo, en la trilogía de los Cuadernos de las islas griegas, donde no incluyó imágenes, dijo, pero sí mapas dibujados por él mismo, ya que no quería subordinar la palabra a la imagen en un poemario en papel. En cambio, sí que utiliza las imágenes en las presentaciones y recitales poéticos y en las entradas de su blog poético La palabra es mágica, puesto que el formato y el medio cree que lo aconsejan al mejorar la atención y percepción del receptor. Respecto a otro poemario, De museos por Madrid, sí que considera imprescindible la imagen de los cuadros que inspiraron los poemas. Por eso, al no poder editarlo en papel con reproducciones, por la dificultad de obtener los derechos y el coste de impresión, optó por una edición digital en PDF que permite acceder directamente a las obras a través de enlaces a los museos donde están expuestas; y en las entradas del blog ha colgado las reproducciones de los cuadros junto a los poemas. Sobre esta cuestión, se comentó con el público la distinta percepción de lo que consideramos ético o permisible en la reproducción de una obra ajena en un libro (aunque sea digital), de las imágenes en un blog, etc.
Carme Esteve, por su parte, comentó la exposición que dedicó a Mercè Rodoreda, titulada Mercè Rodoreda a França. Paisatges d’un exili, 1939-1953, en la que imagen y literatura se complementan. Nos explicó las conexiones
entre vida y obra en la escritora catalana mediante un recorrido y una investigación sobre los lugares de su exilio en Francia y las cartas enviadas a su amiga, la escritora Anna Murià. Nos leyó algunos fragmentos de las cartas, algunas frases que más tarde serían trasladadas, casi literales, a los cuentos de la autora. Un trabajo que es “una mirada fotográfica que quiere mostrar esos espacios de memoria que convoca la persona y la obra de Mercè Rodoreda”, indicó Carme Esteve.
A continuación, nos mostró una serie fotográfica y un video que, con la lectura de las cartas a Anna Murià, nos dio noticia del viaje y las penurias del exilio de Mercè Rodoreda: “El 31 de enero de 1939, un grupo de intelectuales y escritores cruzaban la frontera francesa, entre ellos: Joan Oliver, Pompeu Fabra, Francesc Trabal, Xavier Benguerel, Anna Murià, Mercè Rodoreda, Armand Obiols, Sebastià Gasch, Antoni Rovira i Virgili. Unos días antes, habían huido de Barcelona, ayudados por la Institució de les Lletres Catalanes. Rodereda comparte espacios y paisajes con este grupo. A finales de 1946, se traslada a París, donde vivirá hasta 1953. A partir de ese momento, alterna su residencia también con Ginebra”.
“El mío es necesariamente”, concluyó Carme Esteve, “un viaje en paralelo por la historia y el presente. Un viaje lleno de ausencia para encontrar la presencia. Un viaje para conocer y poder comprender, buscando sus luces y sus sombras, sus colores. Son paisajes reales, que me conducen a un contacto nuevo y poderoso con la escritora Mercè Rodoreda”.
