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DONAR-SE D’ALTA
Las historias que prometí no contar
Rafael Sáenz de Cabezón 12/2021
“Los cuentos se escriben para que los niños duerman tranquilos y para que los adultos despierten”. Hace más de trescientos años diez aristócratas florentinos, huyendo de la peste, se refugiaron en una villa y se pusieron a contar historias que luego inmortalizó el Decamerón de Bocaccio. Muchos años después se quedaron confinados un variopinto grupo de turistas y viajeros en un riad de Fez, en Marruecos, y decidieron compartir todo tipo de relatos, con la condición de que nadie los repitiese. Un escritor desesperado rompió su promesa y decidió contarlas. Aquí pueden leer esas historias.
Rafael Sáenz de Cabezón 12/2021
“Los cuentos se escriben para que los niños duerman tranquilos y para que los adultos despierten”. Hace más de trescientos años diez aristócratas florentinos, huyendo de la peste, se refugiaron en una villa y se pusieron a contar historias que luego inmortalizó el Decamerón de Bocaccio. Muchos años después se quedaron confinados un variopinto grupo de turistas y viajeros en un riad de Fez, en Marruecos, y decidieron compartir todo tipo de relatos, con la condición de que nadie los repitiese. Un escritor desesperado rompió su promesa y decidió contarlas. Aquí pueden leer esas historias.
