El último vagón
Felipe Sérvulo
1/2016
Desde luego El último vagón no es el último tren. No penséis que vais entrar en el túnel de la desesperación y la tristeza:
«Porque si no existieras no sería posible / la gravidez de los sueños, ahora que todo rebrota / con el abono de tu mirada».
Blanca Ruíz
Hay, en todo el poemario, una omnipresencia de besos, metáfora del amor carnal, que solo nos lleva allí de donde nunca nos fuimos: a ese otro ideal, más grande y más puro que el sexo, ese ideal que perseguía con todas sus fuerzas don Luis de Vargas en Pepita Jiménez antes de enamorarse perdidamente de ella. Algo más grande que nosotros: el arte.
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